Lavadora nueva y esta alegría inexplicable

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Hoy llegó por mensajería...

En toda mi vida no imaginé que la adquisición de un electrodoméstico me iba a causar tanta emoción. Me siento como cuando, hace más de 20 años, llegaba Santa Claus. ¿Si tener lavadora nueva me hace tan feliz, se puede decir que soy una ama de casa consumada? Es más, me siento extra-consumada al notar que mi última publicación de blog también está relacionada con las tareas del hogar.

Y hablando de esa publicación, ahí escribí que prefiero pagarle a alguien para que nos ayude con la limpieza en vez de hacerla nosotros. Sin embargo, pareciera contradictorio, tomamos la decisión de comprar lavadora y hacernos cargo de lavar la ropa nosotros mismos.

Pero no es contradictorio, sino que son dos asuntos diferentes; y así como relaté mi historia en cuestiones de limpieza del hogar, también tengo una para el tema del lavado de la ropa:

Cuando vivía con mis papás, teníamos lavadora en casa. Mi mamá y mi papá nunca quisieron secadora por razones que sólo ellos comprenderán, y yo crecí bajo la costumbre de separar-lavar-tender-esperar-recoger-planchar-doblar-guardar. 8 pasos.

Luego empecé a vivir sola. En esta pequeña ciudad hay tantas lavanderías como oxxos, así que en cada uno de los cuatro departamentos en los que he vivido, he tenido una lavandería a tan sólo unas calles de distancia...

“A tan sólo”...

La realidad es que unas calles de distancia se sienten como kilómetros cuando se trata de ir a lavar. Sin contar con un medio de transporte además de mis piernas, es muy cansado llevar la pesada carga de ropa ida y vuelta.

Al principio, cuando iba a la lavandería, pagaba para que me prestaran la lavadora y la secadora y lavaba yo misma. Fue ahí cuando descubrí el uso de la secadora, un invento maravilloso que suprime los pasos tender-esperar-recoger-planchar. 4 de 8.

Resistí por una larga temporada la tentación de encargar el lavado de mi ropa, no confiaba en que otra persona lo hiciera con el mismo esmero. Pero el cansancio me venció tarde o temprano y opté por eso, de manera que debía llevar la ropa y recogerla al día siguiente. Ya sólo tenía que separar-guardar, 2 de 8 pasos.

Cuando comenzábamos a vivir juntos Mr. B y yo, una lavandería empezó a ofrecer el servicio de recoger y entregar la ropa a domicilio y lo aceptamos gustosos.

Debo decir que esa lavandería es estupenda: son puntuales para recoger la ropa, para traerla de regreso, son sumamente amables, dejan las prendas impecables, trabajan con esmero, cuidado y profesionalismo, se adaptan a los horarios... los extrañaré :'(

Aún así tiene una imperfección, por supuesto no es como tener que cargar kilos de ropa de ida y de regreso, pero sí tiene detalles como el costo más elevado y por lo cual normalmente esperamos a que se haya juntado mucha ropa sucia para que valga la pena el gasto. Entonces si necesitamos tener limpias algunas prendas (por ejemplo mis blusas de trabajo que se ensucian a diario, o las camisas de Mr. B), y aún no tenemos pensado mandar a lavar ropa, debemos hacerlo a mano. Detesto lavar a mano.

Hace ya 6 años que salí de casa de mis papás, y desde el primer día que tuve que ir a una lavandería he deseado poder lavar mi ropa en casa.

Pero todo este tiempo había sido caprichosa y maniática, quería tener el equipo completo: la lavadora y la secadora. Y como no había tenido la capacidad económica para adquirir ambas a la vez, pues dejé pasar los años.

Desde que adopté una forma de vida simple, he analizado muchas decisiones de mi pasado y me he dado cuenta de lo tonta fui. Este tema de la lavadora es un ejemplo.

Tal vez no hubiera podido comprarla hace 6 años porque en mis departamentos anteriores no tenía ni el espacio ni las instalaciones adecuadas, pero en este departamento vivo desde hace 3 años y medio. Si hace 3 años me hubiera comprado la lavadora, hoy ya habría terminado de pagarla y me estaría comprando la secadora. Pero fui aferrada, ideática y ambiciosa. Antes que aceptar que las cosas no podían ser exactamente como yo lo deseaba, preferí sufrir en lavanderías y pagar más de $200 pesos al mes para poder lavar mi ropa. Ya ni lamentarse es bueno.

$200 pesos al mes es precisamente lo que vamos a pagar por nuestra lavadora nueva, durante 3 años. Tomando en cuenta que el tiempo de vida de una lavadora es de 10, definitivamente no es un gasto sino una inversión.

Hoy llegó por mensajería.

Nuestra lavadora está enorme, tiene capacidad para 19 kilos, pero tiene varias opciones para el nivel de agua por lo que podremos lavar la cantidad que deseemos, sin desperdiciar agua. Es automática, ahorra agua y energía, tiene muchas perillas y programas, y el empaque en el que estaba contenida es 100% reciclable.

Y sí, haremos los 8 pasos. Separar-lavar-tender-esperar-recoger-planchar-doblar-guardar. Y sí, acepto que así sea y estoy feliz.

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Adquirir un electrodoméstico que economiza y facilita la vida: inversión inteligente.



2 comentarios:

  1. "Alegría inexplicable" suena como no querer aceptar que tener lavadora nueva es una bendición! Antes existía el paradigma de que las tareas domésticas eran responsabilidad de la mujer, ahora el paradigma de que la mujer que hace tareas domésticas es machista, y de una manera u otra la sociedad insiste a las mujeres no explotar de felicidad! Leí tu historia y después de lo que pasaste mereces esa lavadora y estar alegre sin explicaciones! Felicidades! Yo este año compraré la mía porque también la merezco y también estaré en el colmo de la felicidad.
    Besos hermosa :*

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    1. Me encantó tu frase "alegre sin explicaciones". ¡Y tienes toda la razón con lo que dices! Precisamente alguien me envió un mensaje diciéndome que mi ilustración de la caricaturita era machista, pero ¿qué acaso querer ropa limpia sin tanto esfuerzo es machista? ¿No es un deseo válido tanto para hombres como para mujeres? ¡Las nuevas "feministas" ya no quieren lavar ni cocinar por miedo a que las critiquen! El modernismo ha desvirtuado el término al grado de que es preferible andar sucios y hambrientos 😝

      Que tengas suerte con la compra de tu lavadora y gracias por leerme!

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